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NUBES DE TORMENTA
Santiago Calleja
Leemos para saber que no estamos solos; de igual forma escribimos.
Una poesía que alumbre una conciencia propia, al confrontar las emociones que nos habitan, y muestre los propios afanes y desvelos de un existir singular respecto al mundo.
Estos versos muestran una presunta “otredad” del Ser, al intentar comprender, sentir y vislumbrar mejor una posible felicidad. Somos emoción y por ende, conciencia de ella.
Aquí, devengo el relato lógico de mi anterior libro: “Sodoma no es lugar para el corazón”, como texto subsiguiente, necesario y terco. Así, me convierto en notario y artífice de mi propia soberanía, resultado de un experimento propio, libre de convencer a nadie. Orestes se presta a ello desde un mundo ominoso e incierto que termina: cómodo a la razón… y se extingue.
Bienvenido, lector, a este futurible lleno de nubes.
Traigan paraguas y chubasquero. Lo van a necesitar, pues se avecinan nubes de tormenta.