Manuel Irurita
Granada
Charlamos con Manuel Irurita, autor de Si yo puedo, tú puedes.
Su esfuerzo se basa en la superación, debido a su enfermedad psicomotriz. Se vuelca con toda su alma en su arte —el rap, la poesía, y su amor por la magia—. Este polivalente artista es un ejemplo de «querer es poder». De que las barreras solo existen en la mente, más allá del físico, los valores, el conocimiento, los estudios e incluso de la percepción de la realidad, diferente en cada ser humano.
Su maestría al expresar su arte surge de los sentimientos, de ahí su eslogan: Feel it, Verma. Su carácter introspectivo le da un aire de misterio —muy acorde a su faceta más mágica—, pero a su vez, también es capaz de sacar la rabia y el coraje para depositarlos en sus canciones de rap, donde aborda temas como la superación o las minorías, a las que motiva y ayuda a través de la música.
Para muchos, el valor humano de su gran corazón lo desarrolla en la poesía, con la que se expresa de manera sincera y abierta, dando su punto de vista y su perspectiva amable y sencilla de ver la vida.
Editor: ¿A quién está destinado tu libro, Si yo puedo, tú puedes?
Manuel Irurita: Este libro fue un regalo que le hice a un familiar mío. Pero la cosa ha ido evolucionando y al cabo de los años he escrito algunos poemas a posteriori. En ese tiempo ha cambiado mi perfil artístico y, poco a poco, lo he ido madurando. Me he dado cuenta de que, debido a mis circunstancias y a mi manera de ver la vida, puedo ayudar a otros y darles una perspectiva diferente, aunque no pretendo aleccionar a nadie. Al final, va destinado a toda persona que le pueda ser de utilidad. Ya sea para divertirse o para aprender algo. Pero sobre todo, quiero que sirva para ayudar a aquellas personas que lo cojan en sus manos.
E.: ¿Qué fue lo que te inspiró a escribir este libro?
M.I.: Como he dicho antes, surgió como regalo de Navidad a un familiar. No tenía dinero y tampoco quería hacer el típico regalo navideño. Como siempre he tenido facilidad, o la facultad, de plasmar por escrito lo que siento, se me ocurrió la idea de escribir un libro donde reflejar mis sentimientos. Así salió un pequeño relato sobre el esfuerzo.
Más tarde, con los años, conocí a mi amigo Juan Pablo. Él me ayudó a transcribir la historia, ya que yo no tenía ordenador —siempre me regañaba por la ortografía—. Durante mucho tiempo se quedó en su ordenador, junto con otros textos iba escribiendo.
Como anécdota, hay una parte del libro que hablo de la epidemia, del coqueteo con la epidemia, eso en principio iba a formar parte de un disco que nunca vio la luz y paradójicamente todo lo que yo le dije en aquellos años, mucho antes de la pandemia, está sucediendo ahora mismo. Me parece algo importante que comentar.
En fin, lo que me inspiró fue que quería ayudar a otras personas a través de mi forma de ver la vida. Siempre he querido enseñar que uno tiene que luchar por lo que quiere, independientemente de las barreras que le pongan. Si quieres ser ingeniero y no estudias para ello, no sirve de nada. Hay que hacer todo lo posible por conseguir tus propósitos. Es lo que intento transmitir en el libro, que hay que luchar por tus sueños, mantenerse alegre y conseguir tus objetivos. Esa ha sido una de mis inspiraciones, las ganas de seguir adelante.
E.: ¿Cómo fue el diseño de la cubierta?
M.I.: Al principio, hice una publicación en Facebook a las personas que conocía que me pudieran hacer un diseño. En mi afán de ayudar, intenté que fueran personas que, aunque desconocidas, pudiéramos apoyarnos mutuamente. Me contactaron varios. Con un chico en concreto empezamos a hablar de varias ideas, pero finalmente no salió, por lo que decidí apoyarme en Rapitbook, donde me ofrecieron todas las facilidades posibles.
Me pusieron en contacto con Pilar Estrades, una ilustradora superagradable, rápida y eficiente, —se nota que le gusta su trabajo—. Me iba enviando muestras y bocetos hasta el diseño final, una ilustración preciosa que refleja realmente lo que quiero transmitir: la superación y la magia. El corazón de la contracubierta simboliza mi lucha por analizar los sentimientos. Espero contar con ella para mis próximos trabajos. Estoy muy contento con el resultado final.
E.: ¿Qué fue lo más difícil a la hora de hacer este proyecto?
M.I.: En un primer momento, me daba miedo que el texto no fuera suficientemente bueno como para convertirse en un libro. Además, el hecho de no tener el dinero suficiente para poderla subvencionar, también me echaba para atrás. Durante muchos años fue muy frustrante y la tuve guardada en un cajón. De hecho, varios de los poemas llevan escritos desde que era niño. Ha sido muy complicado confiar en que podía ser capaz de publicarlo, pero quién quiere, puede.
Encontrar una editorial que me diera facilidades, como en este caso Rapitbook, que me ha apoyado para sacarlo adelante, incluso permitiendo financiarlo poco a poco, me ha dado la confianza y el empuje que necesitaba.
Durante el proceso, he tenido que gestionar la paciencia. Quería ver el libro publicado cuanto antes, pero me aconsejaron bien y seguimos todos los pasos. La revisión ortográfica ha sido muy importante. El corrector tuvo mucha paciencia conmigo. A pocos días de acabar, no podía ni dormir bien, deseando que todo saliera correctamente. En cuanto a la publicidad y promoción, hay cosas que te tienen un poco inquieto, no sé cómo vamos a hacer para que llegue a todos los lectores. De lo que sí estoy seguro, es que os encantará leerlo, tanto como a mí escribirlo.
E.: ¿Y qué ha sido lo más gratificante?
M.I.: Conocer a tanta gente que me ha ayudado y que ha creído en mí. El poder contar con ayuda y apoyo, da una satisfacción plena. Me hace mucha ilusión sentir que lo he hecho yo y que he podido contar con la ayuda de personas que no esperaba y que se mantienen en mi círculo. También, que mi familia y amigos se sientan orgullosos de mí y que me vean avanzar poco a poco, a pesar de las adversidades.
Después de tanto tiempo queriéndolo tener en mis manos, reconforta que sea algo bien hecho. Para ello, hay que dejarse asesorar y seguir todos los pasos correctos para que la obra sea como uno quiere. Al final, lo que pueda aportar a los lectores cuando tengan mi libro en sus manos, también es gratificante.
La forma en que escribo, por mis propias vivencias, lo convierte en algo muy personal. Intento combinar también mis hobbies, la magia y la escritura. Me encanta hacer magia a pie de calle, muy cercano a la gente, y notar cómo la gente te devuelve el feedback de que lo que has hecho vale la pena, sentir cómo las personas responden a lo que les ofreces. Lo mismo sucede con el libro, al ver que algo tan sencillo puede llenar tanto.
Espero que a todo el mundo le guste y que sea de su agrado. Como comentaba, la mayoría de las historias las escribí cuando era pequeño, incluso cosas que están sucediendo ahora. También hay poesías recientes, pero muy pocas, el resto lleva años escrito. Es algo curioso y digno de reseña.
Espero que guste mucho y que sea de utilidad.
E.: ¿Deseas añadir algo más?
M.I.: Me gustaría dejar claro que la discapacidad está en las barreras que cada uno se autoimpone. Muchas veces no podemos avanzar por culpa de las limitaciones que nosotros mismos nos ponemos. Me gustaría romper una lanza para decir que no existen las barreras físicas, existen las barreras psicológicas, mentales y emocionales.
A mis seguidores, de forma cariñosa, los llamo «escacharrados». Hay muchos tipos de «escacharramiento», los que más molestan, principalmente, son los nuestros propios, los que sentimos y los que hacemos sentir a los demás. Como digo en el libro, «el amor es la fuerza que transforma y moldea el alma del mundo».
Todos pasamos por problemas y por dificultades, pero al final, lo que hace que las cosas cambien es el amor y el cariño, ya sea de una amistad, de la familia o una relación esporádica. En cualquier relación, lo que hace que se mantengan, es ese amor. Las barreras van en cada uno y lo que permanece en nosotros, es lo que hacemos sentir a los demás. Todo lo demás es como un pequeño adorno.
